sábado, 28 de julio de 2012

Mujeres Guerreras


Se estima que fueron seiscientas las mujeres que combatieron en la guerra civil norteamericana. Se alistaron disfrazadas de hombres. Ahí Hollywood, por lo que a ellas respecta, ha ignorado todo un episodio de historia cultural. ¿Es acaso un argumento demasiado complicado desde un punto de vista ideológico? A los libros de historia siempre les ha resultado difícil hablar de las mujeres que no respetan la frontera que existe entre los sexos. Y en ningún otro momento esa frontera es tan nítida como cuando se trata de la guerra y el empleo de las armas.

No obstante, desde la Antigüedad hasta la época moderna, la historia ofrece una gran cantidad de caso de mujeres guerreras, esto es, amazonas. Los ejemplos más conocidos ocupan un lugar en los libros de historia porque esas mujeres aparecen como "reinas", es decir, representantes de la clase reinante. Y es que, por desagradable que pueda parecer, el orden sucesorio coloca de vez en cuando a una mujer en el trono. Como la guerra no se deja conmover por el sexo de nadie y tiene lugar aunque se dé la circunstancia de que un país esté gobernado por una mujer, a los libros de historia no les queda más remedio que hablar de toda una serie de reinas guerreras que, en consecuencia, se ven obligadas a aparecer como si fueran Churchill, Stalin o Roosevelt. Tanto Semíramis de Nínive, que fundó el Imperio asirio, como Boudica, que encabezó una de las más sangrientas revueltas británicas realizadas contra el Imperio romano, son buena muestra de ello. A esta última, dicho sea de paso, se le erigió una estatua junto al puente de Támesis, frente al Big Ben. Salúdala amablemente si algún día pasas por allí por casualidad.

Sin embargo, los libros de historia se muestran por lo general muy reservados con respecto a las mujeres guerreras que aparecen bajo la forma de soldados normales y corrientes, esas que se entrenaban en el manejo de las armas, formaban parte de los regimientos y participaban en igualdad de condiciones con los hombres en las batallas que se libraban contra los ejércitos enemigos. Pero lo cierto es que siempre han existido: apenas ha habido una sola guerra que no haya contado con participación femenina.



Larsson, Stieg. (2007). Introducción a la primera parte de La reina en el palacio de las corrientes de aire (pp.7-8). Barcelo, Ediciones Destino.
Lee la segunda parte aquí.




 
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