Hoy se cumplen 100 años del Hundimiento del Titanic, una
tragedia que se llevó 1517 vidas. Entre la tragedia, una mujer destacó.
Margaret Brown, conocida como Molly o Maggie Brown, fue una
de las sobrevivientes de la tragedia.
A los 18 años, en 1885, se traslado a Leadville, Colorado,
Estados Unidos, donde un año después se casó con Joseph Brown. Conocido como
J.J., era un hombre emprendedor que se había criado a sí mismo, muy lejos del
prototipo de hombre con el que ella planeaba casarse: un rico. Declaró que «Quería a un hombre rico, pero amé a Jim
Brown. Quería comodidad para mi padre y me había propuesto permanecer soltera
hasta encontrar a un hombre que nos pudiera proporcionar todo eso que
necesitábamos [...] Jim era tan pobre como nosotros y no teníamos ninguna
posibilidad en la vida de ir a mejor. Fui fuerte y luché en esos tiempos. Amé a
Jim, pero él era pobre. Finalmente me convencí que estaría mejor con un hombre
pobre que me gustase, que no con un rico que sólo me atrajera por su dinero.
Así pues, me casé con Jim Brown».
En Leadville inició su lucha por los derechos de la mujer, ayudando
a establecer el capítulo del National
American Women's Suffrage Association. La perseverancia y trabajo de su
marido rindió frutos, adquirieron fortuna y se trasladaron a Denver, donde se
hizo socia fundadora del Club de la Mujer de Denver, cuya misión era la mejora
de la vida de las mujeres a través de la educación continuada y la filantropía.
Hizo muchos esfuerzos para que se le admitiera en la alta sociedad de Denver.
En 1901, fue una de las primeras estudiantes para
matricularse en el Instituto de Carnegie (Nueva York). Brown se introdujo en las
artes y consiguió fluidez con el francés, el alemán y el ruso.
En 1912 acompañaba a un matrimonio amigo por un viaje por
Europa, y fue así como se embarcó en el Titanic. Sobrevivió al ser embarcada en
el bote salvavidas no. 6, destacando por el liderazgo tomado haciéndose cargo
del mismo.
Ese bote estaba preparado para 65 pasajeros, sin embargo sólo
subieron a bordo 21 mujeres, 2 hombres y un chico de doce años. Mientras
arriaban los botes Molly contempló con horror como el agua brotaba de una
grieta en el lateral del barco. Las últimas órdenes que recibieron del Capitán
Smith eran de “remar hacia la luz y de mantenerse juntos.” Mientras el bote se
alejaba se dieron cuenta de que no había ninguna luz. Molly deslizó el pesado
remo de madera con la ayuda de otra mujer y las dos remaron juntas. “Cuando nos
alejábamos del barco, oímos disparos. Luego nos dijeron que eran los oficiales
que disparaban mientras arriaban los botes para evitar que los pasajeros de las
plantas bajas saltaran a ellos y los hundieran. Otros decían que eran las
calderas.”
Molly podía oír todavía ladridos de perros y llantos de niños
a lo lejos. Quería creer que también los habían subido a los botes salvavidas.
Finalmente los llantos cesaron y se escucho un gran estruendo al estallar las
calderas y todo el contenido del barco se deslizo a un lado.
“De repente se
hizo una grieta en el mar y la espuma rodeo el barco como si fueran brazos
gigantes y la nave desapareció de nuestra vista.” Los ocupantes del bote de
Molly permanecieron en silencio en medio del shock. Quisieron volver para
rescatar a las personas que habían quedado en el agua, pero el contramaestre
Hutchens dijo que eran sus vidas las que estaban en peligro ahora y que las
víctimas que se ahogaban volcarían el pequeño bote intentando subir para
salvarse. Con reticencias, las mujeres volvieron a los remos mientras
escuchaban los gritos desesperados que venían del mar. Continuaron remando
cuatro horas más viendo ocasionalmente destellos de bengalas que disparaban
desde los otros botes. A las cuatro y media de la mañana Molly vio un destello
de luz. Era el Carpathia que se acercaba. Tras subir a bordo les dieron café
caliente mientras escudriñaban la cubierta buscando rostros familiares.
Molly, aunque
estaba dolorida, cansada y muerta de frío, se dispuso a ayudar. Su conocimiento
de idiomas le permitió consolar a los supervivientes que no hablaban inglés.
También busco por todo el barco mantas y comida para las mujeres que dormían en
el comedor y en los pasillos. Confeccionó una lista de supervivientes que se
envió por radio a sus expensas. Molly se dio cuenta de que muchas de las
mujeres lo habían perdido todo; maridos, niños, ropa, dinero y objetos de valor
y que encima se disponían a comenzar una nueva vida en otro país. Antes de que
el Carpathia llegara a Nueva York recaudó 10.000 dólares para las víctimas más
desfavorecidas entre los pasajeros de primera clase. El Carpathia atracó en el
muelle 54 de Nueva York donde una multitud de 30.000 personas esperaban. Molly
fue rodeada por periodistas y al preguntarle qué fue lo que la ayudo a
sobrevivir respondió; “la suerte típica de los Brown, somos insumergibles.”
Su fama como superviviente del Titanic le ayudó a promover
los temas por los que ella había estado luchando, los derechos de los
trabajadores y las mujeres, la educación y la alfabetización de los niños y su
histórica preservación. Durante la Primera Guerra Mundial, estuvo trabajando
con el comité Americano para la Francia devastada. Reconstruyó áreas que habían
quedado arrasadas y ayudó a los soldados franceses y americanos. Fue
condecorada con la legión de honor francesa poco antes de su muerte. Durante
los últimos años de su vida fue actriz. Murió de un tumor cerebral el 26 de
octubre de 1932, a los 65 años.
En la película Titanic fue interpretada por
Kathy Bates.
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